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Insomnio, trastornos de sueño y pesadillas

Si tenés pesadillas no te pierdas esta nota DE NOCHE VIENEN LOS MONSTRUOS Soñar es una función normal y necesaria….

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DE NOCHE VIENEN LOS MONSTRUOS
Soñar es una función normal y necesaria. Pero los “malos sueños”, esos que provocan angustia y ansiedad, ¿son también funcionales a nuestra psique o son un síntoma que es necesario tratar?…

Revista TXT
Saber y Tecnologia
03/09/2004

Con los malos sueños está todo bien, pero conviene estar alerta: pueden indicar trastornos de conducta, psicosis y hasta tendencias esquizoides. Incluso para los más inocentes hay tratamientos muy productivos, aunque médicos y analistas a veces no se ponen de acuerdo en su validez.

Soñar es una función normal y necesaria. Pero los “malos sueños”, esos que provocan angustia y ansiedad, ¿son también funcionales a nuestra psique o son un síntoma que es necesario tratar?

Según la Academia de Psiquiatría de los Estados Unidos, entre el 10 y el 50 por ciento de los niños de ese país de 3 a 6 años tienen pesadillas lo suficentemente intensas y frecuentes como para preocupar a sus padres, lo que no implica en sí un transtorno psicológico. Los psiquiatras coinciden en que esta etapa del desarrollo –siempre y cuando no haya eventos traumáticos de por medio- la pesadilla sirve para elaborar los temores básicos de la infancia (como la pérdida de la madre o de alguna otra persona amada) que irán desapareciendo con la maduración del niño.

Según el Centro Nacional para el Trastorno de Estrés Postraumático, también de Estados Unidos, cerca del 50% de los adultos ha tenido al menos una pesadilla ocasional. Y entre el 6 y el 8 por ciento de la población ha padecido pesadillas crónicas.

Siguiendo con el país del norte, la Asociación para el estudio de los sueños (www.asdreams.org ) describe distintas causas posibles: las pesadillas pueden ser provocadas por ciertos medicamentos o por su abrupta supresión, por drogas o alcohol, por enfermedades como el Parkinson y por estados febriles. La pesadilla también es recurrente en personas que vivieron un hecho traumático. Guerras, secuestros, violaciones, catástrofes. Los estados de estrés derivados de problemas laborales, mudanzas, embarazo o dificultades económicas también pueden causarlas.

Sobre si habría que tratar las pesadillas, y en todo caso cómo, las opiniones están divididas. “ Según la interpretación psicoanalítica, uno soñaba aquello que quería olvidar. Hoy sabemos que uno sueña aquello que quiere recordar. En el caso de las pesadillas, despiertan al paciente como un mecanismo de defensa del organismo para no seguir sintetizando recuerdos terroríficos. No coincido con el psicoanálisis en que contienen un mensaje real, porque la función del sueño no es hacer consciente un mensaje cifrado. Biológicamente considero las pesadillas como una imposibilidad de cumplir las funciones fisiológicas del sueño para vivir bien”, señala la pasiquiatra Andrea López Mato, directora del Instituto de Psiquiatría Biológica Integral que cuenta con una sección específica dedicada a las alteraciones del sueño.

“HOY SABEMOS QUE UNO SUEÑA CON AQUELLO QUE QUIERE RECORDAR. LAS PESADILLAS DESPIERTAN AL PACIENTE COMO UN MECANISMO DE DEFENSA.”

Las pesadillas son disfuncionales porque interrumpen el descanso y alteran la etapa REM del sueño, durante la cual el cerebro se desintoxica de los residuos diarios que no va a procesar y sintetiza factores de regulación y crecimiento neuronal y de fijación de la memoria.

 

DESTAPAR LA OLLA

“Las pesadillas normales no se medican. Hay técnicas que le nacen a la mamá o te las enseña un psicoterapeuta (tranquilizar al niño, explicarle lo que pasa). Si son incapacitantes para el chico o un síntoma de algún problema psiquiátrico, se indica psicoterapia y/o medicación para el problema de base” añade López Mato.

El psiquiatra y neurólogo Enrique de Rosa, director del Centro de Estudios y Terapias Cognitivas de Buenos Aires, advierte que “los laboratorios están propiciando el uso de antipsicóticos para las pesadillas en el área del trauma, como en el caso de los veteranos de Malvinas. Si las pesadillas no se tratan, se van convirtiendo en un componente cognitivo real. Ya no se viven con distancia, sino que adquieren características psicóticas y de ahí que los traten con antipsicóticos, pero ése no debería ser el tratamiento. En Inglaterra los ex combatientes atendidos a tiempo con terapias focalizadas y breves tuvieron mejores resultados y recuperación”.

Desde el diván freudiano, los psicoanalistas tienen su propia versión. “El contenido manifiesto de los sueños no es la verdad del sueño. Cuando ese disfraz no alcanza, la censura es burlada y provoca el sueño de angustia, que despierta al soñante. Para abordar una pesadilla, se le pide al paciente que asocie libremente y se la va interpretando junto con él para descubrir exactamente qué lo angustia”, explica el psiquiatra Leopoldo Mario Galak, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina

 

TERRORES SIN CUCO

Los especialistas en medicina del sueño definen a las pesadillas como una parasomnia. Es decir, serían un movimiento motor no epiléptico que, en este caso, ocurre durante la etapa del sueño REM, o de movimientos oculares rápidos. “ Casi siempre se dan en la segunda mitad de la noche, alrededor de las 4 de la mañana. Pueden durar entre 5 y 30 minutos. Despiertan al soñante con angustia y leve aumento de la frecuencia cardíaca, y la persona recuerda el contenido con detalles”, explica Stella Valiensi, neuróloga a cargo de la sección de Transtornos del Sueño del Hospital Italiano.

La polisomnografía -estudio realizado en laboratorios del sueño para diagnosticar las alteraciones en el descanso- ,permite diferenciar pesadilla de terror nocturno. “Cuando ocurre el terror nocturno, el paciente está en otra etapa del sueño (en la 3 ó 4 del no REM) correspondiente a las primeras horas del dormir. Los signos visibles son sudoración, taquicardia, muchísimo miedo, gritos; el paciente está confuso, se mueve y hasta puede salir corriendo, uno le habla y no entiende, y al despertar no recuerda nada”, continúa Valiensi.

Los médicos del sueño consideran que no hay contenido onírico durante el terror nocturno, por darse en la etapa no REM, pero no hay consenso entre psicólogos y psicoanalistas al respecto.

 

LA TORMENTA DE MICAELA

Carlos Malvezzi Taboada, director del Instituto Gubel de Hipnosis, Psicoterapias Breves y Medicina Psicosomática, advierte que no siempre hay que tratar las pesadillas, pero la ayuda terapéutica con hipnosis puede en poco tiempo aliviar o contribuir a resolver los problemas que las producen, como el estrés agudo y postraumático. “La hipnoterapia implica un estado de alta concentración sobre un punto determinado, y así se logra una atención concentrada sobre lo que el terapeuta está indicando.” Malvezzi relata el caso de una pequeña – cuyo nombre ha sido cambiado- y que TXT corroboró con la madre de la niña: “Micaela, de 10 años, tenía pesadillas y dificultades para quedarse a dormir en casa de familiares, amigas o ir a campamentos. Se trabajó durante tres sesiones, captando su atención con relatos que dieron un significado diferente a sus temores, dando por sentado que eran normales en niñas de su edad, y haciéndola sentir segura para superar la situación. Se le otorgaron elementos y referencias acerca de las tormentas, se le enseñó a anticiparse y pronosticar los truenos – contando hasta seis luego de haber visto un relápago- ; esto le dio información sobre el mecanismo de las tormentas. Por primera vez estuvo deseosa de que hubiera una tormenta para verificar ese dato. Para gratificación suya y de sus padres, aceptó ir a un campamento de tres días. Se sintió segura, no hubo necesidad de ir a buscarla, durmió en una carpa y se levantó en la madrugada para ir al baño sola”. Micaela ahora lleva una vida social muy intensa, propia de una persona de su edad.

 

LIMITES DELGADOS

Ernest Hartmann es un psiquiatra mundialmente reconocido por sus investigaciones en el área del sueño y es autor de varios libros sobre el tema. Según él, las pesadillas hablan de problemas de la infancia que no se pudieron resolver y aconseja la terapia cognitiva-conductista para tratarlas. El especialista advierte que si las pesadillas son frecuentes después de los 8 o 10 a ños de edad, podrían considerarse una señal de predisposición del niño a la esquizofrenia. Para Hartmann, sin embargo, la mayoría de los “pesadilleros” crónicos que estudió no encuadran en la neurosis común ni en la esquizofrenia. Los describe como personas con límites delgados e imprecisos en muchos dominios, incluídos los límites sueño-vigilia, los límites del yo y los interpersonales. “Casi todas las víctimas de pesadillas no poseen las defensas habituales que la mayoría de las personas desarrollan desde el nacimiento. Tal vez, un suceso relativamente normal, como el nacimiento de un hermano menor, lo sintieron de un modo especialmente doloroso y traumático; quizá la mayoría tuvo una serie de traumas de este tipo durante la infancia”, cuenta en el libro: La pesadilla: biología y psicología de los sueños aterradores. Para Hartmann y muchos psiquiatras, los sueños están guiados por las emociones. ¿Pero tendría esto alguna función intencional o es un simple proceso orgánico, como postulan algunos neurólogos? Hartmann adhiere a la teoría de que los sueños ingresan material nuevo a la memoria, activando conexiones neuronales que permiten entrelazar conocimientos antiguos. De este modo los sueños aterradores serían un mecanismo de asimilación y adaptación, y si un hecho traumático similar ocurriera en el futuro, las conexiones neuronales ya hechas lo tornaría menos traumático.

 

SUEÑOS A MEDIDA

Confiar en que las pesadillas harán por sí mismas el trabajo de elaboración del trauma o de la ansiedad que las origina no siempre es buena idea. Además de alterar el descanso pueden incrementar el estado de perturbación mental. Por eso, existen técnicas para desdramatizar en poco tiempo el contenido onírico, y así reducir las emociones perturbadoras y hasta la frecuencia de las pesadillas. Para el psiquiatra De Rosa, éstas técnicas sirven porque resitúan la pesadilla en un nuevo discurso. Por ejemplo: plantearle al paciente otro final a la historia. Con ello se busque que él tome parte, lo cual contribuye a que pueda pensar otras alternativas para la resolución de conflictos.

Algunas técnicas que ayudan al paciente a elaborar la pesadilla son: escribirla, pintarla o cambiarle el final, pero se acoseja que estén guiadas con un sentido terapéutico.

Sara López (33 años, analista de sistemas) sufre pesadillas crónicas desde pequeña. “Desde chica fui implementando estrategias para afrontar a los monstruos de mis sueños. Antes de irme a dormir me imaginaba un ejército de ángeles que me custodiaban. Con el tiempo, estos y otros personajes protectores aparecían en mis pesadillas para defenderme de amenazas y ataques. Más tarde, cuando recurrí a diversas terapias, supe que esto que se me había ocurrido ya existía como técnica terapéutica.

También me aconsejaron pintarlas, escribirlas, hacer expresión corporal para actuar mis sueños. Me ha dado resultado, pero siempre aparecen pesadillas nuevas. Los psicólogos me dijeron que soy una persona con el ego lábil, que mis límites son frágiles, que soy muy vulnerable a lo que sucede en mi entorno, pero no estoy psicótica”.

¿Vía de reparación o descarga psíquica? ¿Oportunidad de autoconocimiento?

Hay distintas interpretaciones sobre el rol de las pesadillas. Seguramente los avances conjuntos de neurociencias y psicología afinarán las respuestas. Mientras tanto más vale convocar a los angelitos guardianes del sueño o encontrar estrategias para desenmascarar a los monstruos de la noche.